Blog de Artículos escritos por Luis Orsi

 
 

 



 

Aspiraciones de libertad, deseos inconscientes.

 

¿Cómo es la vida del ser humano completamente libre?

Los seres humanos apreciamos la luz porque conocemos la oscuridad, y lo mismo se aplica a cada sistema polar de la existencia. Es decir, de cada cualidad de la vida de la que se puede conocer un opuesto, nos volcamos hacia el que mayores beneficios nos aporte en nuestra búsqueda de experiencias positivas. O al menos esa debería ser la inclinación de todos los seres humanos en un camino de evolución.
Hay muchas personas que conociendo claramente cómo es vivir en la miseria, no hacen todo lo que tienen a su alcance para experimentar la abundancia. Y no es que les guste carecer hasta de lo más indispensable. Sino que, posiblemente, han encontrado en la miseria una manera de ir sobreviviendo sin tener que enfrentarse con la responsabilidad de asumir su propio poder y tomar el control de su vida.
Toda persona, que conociendo la falta de luz aún continua habitando en ella, es porque teme en alguna medida a fracasar en el intento de poner en marcha su propia luz individual. Si una persona tiene ideas de libertad, no se hace presa de una situación terrestre o física, sino que cuando ésta no es la adecuada para continuar su rumbo de crecimiento, la usa de trampolín emocional para dirigirse directamente a la situación opuesta.
La libertad, es una cualidad que todos apreciamos y creemos que valoramos. Pero no solamente ha perdido su libertad quien se encuentra tras las rejas, sino que muchísimas personas se han pasado la vida consciente forjando sus propias cadenas y sistemas carcelarios.
La libertad es una facultad latente en todos nosotros y lamentablemente no una realidad de nuestros tiempos. No me refiero a la libertad que dependa de un juez o de un sistema de gobierno, ni a la libertad que se nos devuelva por parte de cualquier persona ajena a nosotros mismos. Ajena a nuestro amigo más próximo, aunque totalmente desconocido en demasiados casos, pero igualmente amigo, amigo, muy íntimo y cercano como lo es nuestro inconsciente.
Cuando realmente sabemos quienes somos y de lo que somos capaces, no vivimos únicamente quejándonos por lo que pasa a nuestro alrededor, sino que nos hacemos cargo de que solo nosotros tuvimos el tremendo poder que hoy nos dejó aquí parados en donde estamos. Ya sea que utilizamos este poder o que lo cedimos y alguien lo utilizó en nuestro nombre, reconociendo que estuvo antes y está ahora intacto, nace un nuevo camino en que se pueden enmendar las equivocaciones pasadas. Actuando, pensando e imaginando cada segundo de la manera que nos lleve a vivir lo que realmente queremos y sin que ningún límite nos bloquee. De este tipo de libertad es de la que hablo, y es una libertad inconsciente porque se siente tan natural que jamás se hace nada que la pueda dañar.
Los límites que afectan a las personas nunca son reales sino que son imaginaciones, algunas inconscientes, que se llevan a la propia realidad y por eso son reales. Imaginemos, por ejemplo un grupo de estudiantes de medicina que van a conocer a una eminencia de la ciencia, ganador de infinidad de premios y autor de libros indicados para todos los cursos. Se les dice que se presenten en tal lugar a determinada hora y que todos juntos podrán, de manera muy ordenada y respetuosa, entrevistarlo acerca de sus puntos de vista con preguntas previamente elaboradas. Ahora, resulta que el día de la entrevista uno de los estudiantes llega al punto de encuentro con unos 20 minutos de retraso, por lo que no sabe muy bien en qué sala se encuentran sus compañeros. Viendo a un grupo de personas cerca de la sala principal se dirige a un caballero para preguntar en qué sala se presentará el doctor tal, a lo cual recibe la respuesta. Seguidamente, al entrar el estudiante y tomar su lugar, nota que junto con él ingresa el caballero a quien preguntó antes, quien resultó ser el famoso doctor.
¿Cómo creen que se siente este joven estudiante al reconocerlo? ¿Creen que si hubiera sabido quien era en realidad el caballero del grupo, se hubiera atrevido a dirigirse a él conociendo sus títulos y las indicaciones que se le dieron previamente? La realidad es que no se hubiera atrevido. Sin embargo lo hizo y recibió la respuesta que buscaba. Entonces los límites acerca de la posibilidad de acercarse o no a esta persona en particular, los hubiera puesto el mismo reaccionando a una serie de títulos y renombres que nada tenían que ver con la realidad de su objetivo primero.
Y esta serie de limitaciones son condicionantes que están grabadas en la mente de cada persona que no se atreve a realizar tal o cual acción por creer o imaginar previamente que no podrá hacerlo. Cuando esta persona se da cuenta de esta realidad es mucho más fácil que cambie sus condicionamientos y se vuelva más segura. Pero para ello es importante saber de donde sale su verdadero poder de hacer o no hacer tales cosas.
Cuando le preguntas a alguien: ¿Qué es el inconsciente? Las respuestas van desde definiciones de éste como una parte del cerebro, otros lo llaman subconsciente y saben que no tiene una representación física en el cerebro que podamos llegar a ver o conocer, y algunos otros no tienen idea de qué pueda ser o si en realidad existe.
Todos y cada uno de nosotros tenemos un poder inconsciente que al despertar y traerlo a la consciencia nos comunica a todos como una unidad espiritual y nos señala siempre caminos de crecimiento sin perjuicio para absolutamente ninguna persona. Nadie duda es que de alguna manera se da una conexión entre las personas, más allá de los aspectos físicos, que nos permite conocer ciertas situaciones o condiciones que atraviesan personas que conocemos, o nosotros mismos, de antemano, a las que llamamos casualidades. Pues resulta que esto es la conexión espiritual que se da en nuestros planos superiores y que nos hacen ser a todos completamente iguales sin distinción de raza, sexo o clase social. Si hay un interés fuerte de lograr conectar nuestro poder superior para hacernos libres de ataduras, se establecen, se vuelven nítidos y útiles los canales que nos entrelazan y nos comunican a cada uno con el resto de los seres. No son casualidades, sino que cuando nos empezamos a liberar de energías negativas que obstaculizan los caminos de evolución, se comienza a canalizar a los demás seres. Entonces esas llamadas casualidades son señales de libertad, que muchas veces experimentamos como chispazos pasajeros. Se da una sintonización y fluye una energía que se conoce a nivel inconsciente y que a la conciencia solo llegan ráfagas. Toda la información que guardamos, pero que no sabemos que tenemos, es información que nos hace libres si la dejamos fluir a la conciencia, porque son respuestas y soluciones para nuestras propias vidas.
Si prestamos atención nos damos cuenta de que muchas veces en nuestra cabeza se desata un diálogo o se representan imágenes que no tienen que ver con lo que hacemos en ese momento particular pero si con algún cuestionamiento que no hicimos antes. Es como cuando una persona deja de pensar en un asunto que no puede resolver, y al rato, la solución se desliza como en un tobogán tan fácilmente que parece que hubiera adivinado. Y sin embargo se trata de un amigo, el inconsciente, un ser que vive en nosotros alimentándose de nuestras creencias y pensamientos y haciéndolos realidad para nosotros. Que cuando no es sometido a presión sino que se libera la tensión puesta en la mente –buscando una solución- él a su vez libera la información que conoce.
Un ser humano libre no es aquel que vive su vida siendo presa de miedos o dudas por un futuro que no conoce. No es aquel que sufre vergüenza, culpa, rabia o se auto castiga por sus acciones pasadas. No es el que juzga a otros, ni tampoco es libre el que vive su día echado al abandono sin tomar ni dar nada a la vida; simplemente estando, como si así lo hubiera decretado una fuerza superior y no hace más que esperar a que ésta vuelva por él nuevamente.
El ser humano libre es el que ha tomado su vida y la ha fundamentado con criterios. Se formado un sistema de creencias y reglas que lo gobiernan para avanzar en su camino. Y con esto el ser libre ha desarrollado una flexibilidad de pensamiento tal, que le permite cambiar todo su sistema de pensamiento cuando éste no lo está llevando a donde se ha propuesto. El ser humano libre es dueño de sus días y reconoce su valor, por eso cada experiencia diaria le enseña algo nuevo, que le servirá a sus propósitos futuros. Pero ningún día es en vano, ni de espera por otros, todos los días son de acción.
Contrario a lo que parecería, el hombre libre no se preocupa por su futuro, porque sabe que éste dependerá solamente de él, de lo que él decida hacer o dejar de lado. El futuro está asegurado exactamente de la misma forma que lo está el día presente. Porque para el hombre libre, no hay épocas más importantes. No posterga nada, simplemente actúa en el presente y se desenvuelve a su máxima potencia en el tiempo que posee. El presente es la época en que viven los hombre libres, los que no lo están son presas del pasado y del futuro, son rehenes de un espacio que no existe y por eso se sienten perdidos. El hombre libre apuesta al futuro cada día sin siquiera pensar en ello, con la simple acción de existir en el presente y crear, dar lo máximo.
Cuando no se reconoce el presente como época de libertad, es que se le está huyendo. Y el único motivo para esto es no creer en el propio poder potencial que late en el interior de todos y cada uno de nosotros, sin excepción. Necesitamos ser libres, necesitamos reconocernos como seres ilimitados en crecimiento, y lo más importante: buenos. Esto significa que el mal no es el crecimiento, ni lo es el odio, ni la culpa o el resentimiento. Los sentimientos de envidia y codicia encadenan a las personas y las oprimen.
El que no es libre de elegir, hacer e imaginar su propia vida con calidad, prosperidad, abundancia y siempre en expansión, no es feliz, y no puede contagiar felicidad a ninguna otra persona. Los que juzgan quien merece o quien tiene derecho a alcanzar lo que desea, no tienen una vida próspera ellos mismos porque su pensamiento limitado los encasilla en su error de por vida. Hay que liberar el pensamiento y la imaginación, y dejar fluir la emociones, a partir de allí todo será libertad y expansión en lo que tiene que ver con la realidad.

Seminarios

Luis Orsi es un conocido Terapeuta Motivacional y Life Coach, nacido en Uruguay. Desde hace varios años ha venido realizando una serie de Seminarios en los que se incluyen: Charlas de Superación Personal, Cursos de Calidad de Vida, y Orientación de la Energía Individual. Todos estos, temas centrales destinados a personas que desean alcanzar el contento, la valoración y el buen desempeño laboral.

Fundación Benetraen

Desde 1993, Luis Orsi se desempeña como Presidente de la Fundación.
El objetivo de la misma es ayudar a niños y adultos de bajos recursos.
Gracias al empeño de Luis Orsi y sus colaboradores, la Fundación a crecido enormemente y eso nos permite ayudar a más personas en cada Evento.
El trabajo es constante y la recompensa al ver a cientos de niños con su pancita llena, ropa limpia o simplemente disfrutando de un juguete, es ENORME.

Avales

A Luis Orsi se le han realizado diferentes estudios como por ejemplo:
Informe detallado y aval de la Dra. en Psicología y Forense Tania Medina, quien se ha dedicado a investigar sobre los efectos en los pacientes que aplicaron el Método de Luis Orsi.
Aval de la Licenciada en Psicología Especialista en Actitud y Comportamiento en la Universidad de Lasalles Dra. Norma Luna.

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